Las variaciones estacionales del clima, donde pasamos de los periodos secos a los lluviosos, pueden ocasionar el fenómeno de la expansividad en aquellas zonas donde se localizan terrenos expansivos como algunas arcillas (arcillas expansivas).

En la estación húmeda, el agua penetra al interior de la estructura de las arcillas incrementando su volumen, por el contrario, en la estación seca, el agua sale de dicha estructura por efecto de la desecación de estas y en consecuencia se produce una retracción y reducción del volumen del terreno. Esta reducción puede ocurrir por la evaporación del agua en el suelo, por drenaje lento y continuo por las raíces de las plantas, o por infiltración del agua hacia otras capas más profundas del suelo.

El cambio de volumen en las arcillas expansivas, no es uniforme ni es constante y muchas veces no se puede predecir.

Además de por los cambios estacionales, la expansividad también se puede producir por la subida del nivel freático, la aportación de agua por exceso de riego, o la rotura de instalaciones de abastecimiento y saneamiento.
La presencia de terreno expansivo, es una de las causas habituales de la aparición de grietas en los edificios.

Aunque la arcilla expansiva presente una gran profundidad, los cambios de humedad se originan normalmente en la parte más superficial, es decir, en los primeros 2-3 metros de terreno, que denominaremos “capa activa”.
Los suelos de arcilla expansiva son muy comunes en España, alcanzando más del 30% de su extensión. El clima semiárido y árido del país también es muy favorable para el desarrollo de las propiedades expansivas del suelo.
